Hace unos días cené con un extraordinario personaje que
me confesó que no soñaba, simplemente cuando llega la noche se acuesta, cierra
los ojos y se adentra en la Nada.
Me dejó tan perplejo que todavía me pregunto cómo es posible
no soñar, y no es que dude de la veracidad de su confesión, porque si tiene una
cualidad mi amigo es su honestidad y transparencia. Por tanto llego a la conclusión
de que es un ser tan puro y noble que la mente no le rescata recuerdos
ni le adelanta el futuro, que eso son los sueños.
Vive en paz consigo y con su entorno, se nota en su mirada azul, quién puede pedir más.
Esta mañana atendí a un cliente antiguo de mi despacho, y durante la reunión me hizo llorar.
Su esposa era su mejor amiga, no tienen hijos, y falleció
hace dos meses. De repente me dijo: “José, ¿tienes
cámara de video?”, “no” le contesté. “Deberías comprar una cuanto antes, y grabar
todo lo que puedas de tu mujer y tus hijas” me dijo.
Me extrañó ese consejo y le dije que me parecían suficientes
los álbumes de fotos, que teníamos muchos. Entonces al cliente se le saltaron
las lágrimas y entrecortado me pudo decir: “sí, son bonitas, pero yo llevo dos
meses intentando recordar la voz de mi mujer”, y después de unos segundos de
llanto añadió derrotado: “y no puedo, José…”, y me derrumbé con él.
Hace una hora, tumbado boca arriba, en mi rincón secreto de
esta ciudad, rodeado de estanques de agua, silencio y rocas viejas, contemplaba
unos estorninos, que ajenos al temporal que entra por el oeste, jugaban dando
vueltas a una nubecita muy baja, entre el cielo y yo.
A veces la vida se nos
presenta tan rara, tan dulce y a la vez tan cruel, que nos deja perplejos. Creo que este fin de semana me compraré una cámara de video, e intentaré
ser más honesto.
¿La Nada no es soñar?
ResponderEliminarYo reflexionaría seriamente sobre ello.
Miguel
Qué pena me ha dado lo de la cámara de vídeo, casi se me saltan las lágrimas a mí también...
ResponderEliminar