miércoles, 11 de abril de 2012

El paripé de los naranjos


Te presentaste como la luz de un mar lejano, ella apareció como una piedra de río, tibia y mojada. Llegaste una mañana, por avenidas adoquinadas, como un gran capitán pasando revista a una formación de palmeras enamoradas del cielo, dobladas por un viento del interior. En tu viejo coche de capota rajada.
Un invierno para descubrirla, dos otoños de miradas, tres patios con sus galerías, cientos de mentiras verdaderas, miles de subidas a su despacho, eras el Mediterráneo secándose en esa antigua tabacalera.
-Chico, no te entiendo, Penal es de tercero y tú todavía andas con el Derecho Romano- y te regalaba una sonrisa de ojos verdes.
-Lo sé Rocío, pero esto no avanza, y me desespera- nervioso te arrimabas a su mesa.
-No insistas, aquí no podrás vivir, la primavera solo es un paripé de los naranjos, los veranos un infierno, y el resto del año…..no para de llover- agitaba su melena negra, provocándote.
Al cuarto octubre se derramó todo en cascada, las charlas en la cafetería del rectorado, palabrerío del atlántico, un cielo de plomo atravesando las cristaleras del patio, miradas lanzadas por la biblioteca de la facultad. Y sí que llovía, no paraba de llover, y tú matriculándote una y otra vez, suspendías y ella suspiraba, para seguir lloviendo después, y te sonreía, como sonríe la lluvia al caer, ida y vuelta por esos pasillos de piedra, subidas y bajadas por escaleras de emperador. 
Ella  tu borrachera de madrugada,  tú su desahogo por un fracaso, tanta oscuridad de procesión tanta mirada de soslayo tanta subida a su cátedra por si acaso. Y al quinto cristo del silencio llegó, notable en Derecho penal, ocurrió una noche tibia, con el río dibujando una luna de mentira, se rindió al capitán y claudicó a tus pies. 
Y al amanecer ya corrías por la A-92, por el espejo retrovisor huían el ruido de campanas, los bailes en casetas de la hipocresía y la falsa cera derramada. Con la capota abierta, pisaste el acelerador de tu viejo dyane 6. 


Aire, sol, abajo por fin el mar, la torre de la catedral, la línea de la costa, y a lo lejos, Gibraltar.

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