viernes, 6 de enero de 2012

Café con TS Eliot y Leonard Cohen

El cielo parece más ancho a esta hora indefinida, aquí las tardes son eternas y se confunden al final con la noche, el sol huye por el Sur iluminando con una fría luz violeta los tejados medievales del Royal Mile.


La ciudad queda en una extraña oscuridad, que no es día ni es noche, como en un permanente amanecer, pero a las multitudes que recorren las grandes avenidas de George y Princess Street parece no importarles esta maldita oscuridad que llegó en octubre y que no se irá hasta pasado abril. A mí sí me importa, y siempre que puedo me refugio en esta fortaleza de moqueta roja y de anchas escaleras de madera que te absorben y te llevan sin esfuerzo hasta la última planta.


Y aquí estoy, sentado junto a la enorme cristalera victoriana, con un café caliente en la mesa, y TS Eliot y Leonard Cohen a cada lado, vienen de la sección de Poesía y quizá me acompañen el resto del viaje. La conversación con ellos dura poco, no puedo apartar la vista del imponente castillo encaramado a la colina, ahí en frente, castillo silencioso envuelto de lluvia negra.


Me cuesta escribir estas notas, Leonard me recuerda: “first we take Manhattan, then we take Berlín”, a mí me hace sonreir, pero Eliot no lo entiende, es de otra época, de cuando esta fortaleza no era una librería. Se me acaba el café, que parecía interminable, como la tarde, como la poesía, como la gran avenida ya desierta.

El viento helado golpea con fuerza el fino cristal. Es el nuevo año, que ya amenaza por el Este.


José María Sánchez Alfonso 6 de Enero de 2012

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