jueves, 28 de marzo de 2013

Universo das Memorias



           Todas las mañanas recorres la colina en dirección a la parte baja de la ciudad, junto al océano interminable, buscando historias que escribir. Buscas las calles llenas de gente, el ajetreo, los acontecimientos, el movimiento de barcos en el puerto. La vida.


Pero un día decides bajar por otra cuesta y descubres una antigua mansión decadente, tiene la cancela oxidada y el jardín parece silvestre. En la entrada hay un cartel de madera ennegrecida por la humedad que reza: Universo das Memorias.


Entras, no sabes por qué,  simplemente esa mañana tienes más tiempo, nadie te espera abajo, o quizá en la tienda hoy te dieron medio día libre. Golpeas la puerta con la aldaba y te abre un joven muy moreno y alto que te muestra todas las estancias. Sorprendido y sin poder reaccionar durante toda la visita vas observando que las estancias están repletas de piezas, cachivaches y objetos de muchos países del mundo. Son recuerdos, vivencias, viajes, encuentros.


Insistes en bajar a diario a la gran avenida junto al mar, sigues buscando la vida, los ficus centenarios, la catedral colonial en la plaza, la cháchara y el cotilleo social. Se te ocurren pocas cosas que contar, la libreta se cubre solo del sudor de tu mano.


Hasta que un día vuelves buscando la sombra de ese  jardín de allá arriba, y el hombre moreno te dice que la mansión es de un poeta de la isla, Dom Joao Carlos Abreu, que se reúne con sus amigos escritores en una tasca literaria para proclamar poemas, en la rúa de Santa María. Pero que para escribir se sube al Universo das Memorias.

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