miércoles, 22 de febrero de 2012

El Invierno del Miedo

Hoy la ciudad se levantó a cámara lenta, no terminaba de amanecer, pero yo desayuné como si nada, haciéndome el tonto, salí con mi maletín negro en dirección a mi oficina, apenas había ruido de tráfico y lo que vi al llegar a la avenida fue realmente sobrecogedor.
Vi miedos por todos lados, lanzados como dados. Traté de ir lento para estar atento, sin huir pero viéndolas venir, bordeando las sombras, evitando las esquinas, temeroso del sol, esquivando transeúntes y mendigos, que digo!, evitándome a mí en los escaparates, que disparate de día.
Estamos muertos de miedo, acojonados, a mi vecino del tercero lo encontraron ayer literalmente fiambre de un miedo que le dio al ver el telediario, con este nuevo gobierno metiendo miedo y palos no me extraña, un amigo me ha confesado que por las noches le da tal tiritera que se esconde entre las sábanas a leer historias prohibidas, de miedo, y se le va tanto la olla que acaba creyendo que va en un camarote viajando por las estrellas. Pero los conozco peores, el dentista de mi hija me reveló que cuando cierra la consulta al final de la tarde no se atreve a apagar las luces porque la última vez que lo hizo los sillones de la consulta se lanzaron tras de él gritando “¡nos debes al banco, no eres dueño de nada, espérate cobarde!”.
Pero quién puede esquivar las sombras, con este sol de febrero siempre huyendo por el sur, que las crea alargadas y siniestras, imponiendo este régimen de temor. Es el Invierno del Miedo, porque estas sombras que no se tocan pero que sí se ven, solo se difuminan ya al atardecer.
Yo mismo crucé la calle esta mañana cauteloso, rodeado de peatones muertos de miedo, ateridos por la recesión, asustados de nadie sabe qué, de un cierre, de un despido, de un policía agresivo a sueldo del PP. Es un miedo que no se difumina, no como el dinero que se esfuma como el humo del puro que se fuma el banquero guardián que se sabe del nuevo clero. Nevadas históricas y bolsas histéricas, falsos apretones de manos, heladas de complicidad. Invierno de palabras cortas, se acabó la solidaridad, se lleva más Merkel ó DSK.
Llego al Café sin respiración, y escucho risotadas de especulación, ejecutivos de escuelas de negocios privados lanzando amenazas bajo control, oigo remotos aullidos de horror y el nuevo ministro del miedo en el televisor levantando un dedo con anillo de oro, como una Papa con capa, como un pirata con loro, y todo.
Es mi último café, solo me queda un euro, después yo mismo me cerraré, no sé, saldré corriendo hacia el mar, porque nos han enseñado a continuar, a no parar, por si viene la policía detrás, a circular y a disolverse, a no escribir para que no verse, vaya a ser que salgan poemas y a la gente se la acabe la pena, no sea que con estos relatos acabemos con tanto salvaje en un rato, no vayamos a rimar y a los cagados les dé por pensar.
Yo por si acaso sigo escribiendo, escribo sin parar, con dinero ya prestado me he comprado otra libreta roja, pa que el invierno no me coja.


 

2 comentarios:

  1. Hola José María, escribimos sobre ello, ironizamos lo más que podemos, es nuestra válvula de escape, no nos queda otra cosa y esperemos que no se metan en eso también.
    Es abrir los ojos de buena mañana y parecerle a uno que vive en el tiempo de los abuelos.
    El color se va de nuestros ojos, ahora las sombras no son azules, vuelven a ser grises como antaño.
    Esto es cada vez más serio, no tiene buena pinta ee

    Ten un buen final de día, besitos azules querido mío, muasssssssssssss

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Echaremos mucho de menos los tiempos muy recientes, esta ola de vuelta atrás nos va a llevar a arrastrar a alta mar, donde abundan los tiburones y solo sobreviven los mas fuertes, eso es lo que quieren con su filosofía: que gane el más fuerte, dejar tirado, y apaleado, al débil.
      Cuando éramos chicos decían loa mayores en la playa: cuídado niño que el mar hoy tiene resaca. Pues eso hay ahora, una resaca y un regreso a lo más oscuro, a la Edad Media si pudieran.

      Gracias por comentar Kanet!

      Eliminar