lunes, 8 de octubre de 2012

Por fin maté a mi vecina de arriba, la del quinto B, ocurrió anoche, a las cuatro de la madrugada....

y fue en un arrebato de liberación, porque ya no pude más, subí furioso, saltando los escalones de tres en tres, se retorció sin dolor de un navajazo limpio, y murió feliz. Acabé por fin con esa loca del quinto, después de 35 años de taconeos provocadores, reproches amargos, gritos por el patio, y de insufribles miradas en el ascensor. Descansa en paz, María del Pensamiento.

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