Hoy venia alegre
pedaleando y ligero de equipaje
sobre una ola venía
todo lo quería conquistar,
el Oeste también.
Yo lo miraba de frente
y él me sonreía
naranja, imponente.
Con luz propia, dando saltos
sobre crestas enfurecidas,
pero yo firme, sobre la roca.
Lo encaré,
y nos reconciliamos.
A saber lo que le habrías hecho para que viniera hacia ti tan alegre arrasándolo todo ^_^.
ResponderEliminarCon palabras y dedicatorias como ésta, la reconciliación resulta más sencilla.
Gracias poeta, he rectificado levemente el texto, es que estos poemas son tan espontáneos que luego los relees y no sé...
EliminarSaludos!