lunes, 4 de junio de 2012

Poema al Mar


Entonces el mar se tomó un descanso, de vientos, corrientes y barcos por la bocana. Solamente las estrellas, solamente la ola de las siete y cuarto, que nunca falla, y yo de testigo de la mañana.

Será porque el sol se quedó escondido, jugando conmigo a iluminar y no ser visto, a amanecer sin disipar dudas. Será porque el horizonte se adelantó, confundiéndose con un amanecer de invierno morado, ¿quién sabe si fue una neblina temprana, o una cometa perdida?, yo sé que volaba, posado sobre una cresta de marejada.

¿Cómo ver la claridad de media existencia feliz, y otra media expectante? contemplando la profusión de nubes en lo alto, observando la perplejidad de las resacas, resueltas solo a medias. Como la ola de las siete y cuarto.

Esa que nunca falla, la que salta allí en el largo horizonte, con un movimiento ondulado, como el cuerpo de una ballena blanca, una elevación de agua en la distancia. Tímida pero imparable, que en quince minutos se acaba posando, justo a mi lado.

Ola de calma, de imposibles cielos naranja, de milagros encadenados.

1 comentario:

  1. "... la ola de las siete y cuarto, timida pero imparable, se acaba posando, justo a tu lado!"

    tan sedutor, el mar.
    a mi m'encanta, el mar!

    brilhante, tu poesia!

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