jueves, 28 de junio de 2012

Poemas de Levante. 6


Me muestras tu interior oscuro
Solo a mí, porque te busco
Me escondes tu apariencia azul
Y no es por amor, es orgullo.
¿Qué presumes con ese traje ondulante?
¿Por qué me abrazas con susurros inaudibles?
Vienes de costas alejadas
Vestido de plata y gris,
Te presentas profundo y pacífico
Siempre en calma, con luz líquida.
Y yo te veo porque no te miro
Te busco tan temprano sin quererlo
Y te hallo suspendido
En el aire gris de Junio.

sábado, 23 de junio de 2012

Poemas de Levante. 5


No temo a las noches de poesía.

Ya no, ya no hay miedo
no en las noches negras
porque me enseñaron
a levantar la vista, al cielo
y contar estrellas, todas
un cielo de historias 
que nunca ocurrieron.

O quizá sí, y tú eras el protagonista
con esa voz quemada
de tabaco y lágrimas, sugeridas.
¿Y las almas en duelo?, dolidas
poetas iniciados de ojos abiertos, 
de admiración absortos e incrédulos.


¿Crímenes contra la humanidad?, mentira
¿cometidos por vecinos?, cualquiera
¿por ejércitos de ruindad?, al norte,
historias de nazis del día a día,
violencia de ida y vuelta.

No tengo miedo a la noche
si la ilumina un poeta.

viernes, 22 de junio de 2012

Poemas de Levante. 4


Sombras en danza 
sobre una luz blanca
que baila sobre la ola
y fluye de pensamientos,
de una luminosidad imposible
es la furia que me quiere
y me ciega de brillo
sobre una roca mojada.
Hoy eres fuerte y de colores rojos
y naranjas, que flotan en la distancia,
eres de cielo blanco y nubes pasadas,
como barcos antiguos 
oxidándose en dique seco
como velas rajadas que no cogen viento
pero que bella, flotando en la bruma
de la mañana.

jueves, 21 de junio de 2012

Poemas de Levante. 3



Hoy es un domingo radiante
aunque en el calendario diga "jueves"


Has entrado por la puerta de arriba,
te la dejé abierta
y has llegado en silencio, 
como siempre.


Con un leve bufido
te has sorprendido al verme
esperándote.
Y me has abrazado por la espalda
tibio y húmedo, 
lento y silbando.
Llegarás cada mañana, 
y cuando no lo hagas
iré a buscarte,
sobre las olas.


Hoy es jueves,
pero parece un domingo con viento.
l

miércoles, 20 de junio de 2012

Poemas de Levante. 2


Hoy venia alegre
pedaleando y ligero de equipaje
sobre una ola venía
todo lo quería conquistar,
el Oeste también.
Yo lo miraba de frente
y él me sonreía 
naranja, imponente.

Con luz propia, dando saltos
sobre crestas enfurecidas,
pero yo firme, sobre la roca.

Lo encaré,
y nos reconciliamos.

martes, 19 de junio de 2012

Poemas de Levante. 1

Por Levante,
avanza esa niebla, 
por Levante, y se espesa.
Viene de la madrugada
y no te veo en ella,
ni te presiento
evaporada del mar,
¡que lenta te acercas!
y tan mojada me besas.
Quiero atravesar
esa densa cordura
quiero tocarte la cara
quiero esa locura,
rózame, brisa
embáucame, Levante




lunes, 11 de junio de 2012

La Leyenda de la Reina de la Noche


Hoy he experimentado una sensación completamente nueva para mí, la que se siente al tener delante, a medio metro, en carne y hueso, a la persona con la que llevas noches soñando, y días enteros sin poder quitártela de la cabeza.

Es más; era la idea para un relato, esa idea genial a la que llegas después de exprimirte el pensamiento, atormentado día tras día por no tener nada que narrar. Y mi relato iba a ser dedicado a ella, era su protagonista, se iba a llamar “La leyenda de la reina de la noche” y estaba ya medio redactado. No miento, tengo las pruebas en mi libreta roja, para el que las quiera ver, si me invita a café.

Era un relato en prosa poética, pero ya no puede serlo, no después de la impresión que me ha dado verla tan cerca de mí, oliéndola, cubierta de harapos de verdad, con la piel tan crudamente quemada por la realidad, con la mirada perdida. La verdad del deseo frente a mí, yo sentado en una terraza con las piernas cruzadas leyendo El País, tan pulcramente urbano, con un Lavazza en taza blanca humeando delante de mí.

En la prosa poética mi protagonista arrastraba sus ropajes por la playa justo después de la media noche, venía hacia mí seguida por un nutrido grupo de seres desguazados, una procesión de inanes, almas en pena ignoradas brutalmente por la ciudad, que recobran su vida, y toda su dignidad humana, cuando se hace la oscuridad total, solo entonces.

Yo la esperaba, sentado en la orilla, quieto y obediente, en el sitio que ella me indicó en un susurro inaudible durante un encuentro no soñado, en plena avenida principal, donde siempre me la cruzo sin saber qué decir ni dónde mirar.

Absorto contemplando un mar invisible, de líquida negrura, mis manos jugaban con una arena todavía cálida, y a mi espalda el paseo marítimo convertido en una serpiente interminable de luces amarillas, con su siniestra gemela, deslizándose amenazante, en zigzag, sobre el agua negra de la bahía. Solamente se oían las tímidas olas de cresta blanca, el paseo nocturno de la luna, el leve aleteo de una cometa perdida, la danza mágica de unos eucaliptos gigantes, los diminutos peces plateados, que, huyendo de los barcos de pesca varados como fantasmas en el horizonte, llegaban coleteando hasta la orilla, y un tintineo de copas lejanas en los jardines del Marbella Club.

Y en ese preciso momento los oí, girando suavemente y con temor mi cabeza, la arena formando huellas con su avance, eran pura poesía, pura imaginación, eran la Nada. Yo temblaba sin frío, sin saber exactamente qué hacía allí, viendo como se acercaba esa procesión de despojos humanos, seres famélicos en retirada, los mendigos, con su dignidad temporalmente prestada por la oscuridad.

No, no portaban velas, ni vestían túnicas, nada de cantos rituales ni danzas macabras, solamente seguían a su Reina. A la leyenda de la Reina de la Noche.

En ese breve encuentro real en la avenida ella me advirtió con un 
dedo enhiesto que aceptaba mi propuesta, que me encontraría con ellos en su guarida de verano, pero que allí ellos mandaban, y bajando la voz me murmuró que me enseñarían a ver el firmamento, a contemplar como caen las estrellas a media noche, a mirar como llueve el cielo para complacer a la tierra.

Fue un encuentro buscado por mí, en mi obsesión por ese personaje real, una más de esas aventuras donde yo solo me meto, esos empeños míos en conocer y trabar amistad con los seres más extravagantes. Esa comodidad que desde tiempos del colegio he sentido al rodearme de gente inusual, rompedora de reglas y costumbres, y que se acentuó en mi etapa de universidad al sentirme como en la gloria con los alternativos, los anti sistema, los indignados de verdad, los creadores, los que no hacen nada, los que no compiten, los inútiles, y finalmente con los soñadores.

José María Sánchez Alfonso. Junio de 2012.


lunes, 4 de junio de 2012

Poema al Mar


Entonces el mar se tomó un descanso, de vientos, corrientes y barcos por la bocana. Solamente las estrellas, solamente la ola de las siete y cuarto, que nunca falla, y yo de testigo de la mañana.

Será porque el sol se quedó escondido, jugando conmigo a iluminar y no ser visto, a amanecer sin disipar dudas. Será porque el horizonte se adelantó, confundiéndose con un amanecer de invierno morado, ¿quién sabe si fue una neblina temprana, o una cometa perdida?, yo sé que volaba, posado sobre una cresta de marejada.

¿Cómo ver la claridad de media existencia feliz, y otra media expectante? contemplando la profusión de nubes en lo alto, observando la perplejidad de las resacas, resueltas solo a medias. Como la ola de las siete y cuarto.

Esa que nunca falla, la que salta allí en el largo horizonte, con un movimiento ondulado, como el cuerpo de una ballena blanca, una elevación de agua en la distancia. Tímida pero imparable, que en quince minutos se acaba posando, justo a mi lado.

Ola de calma, de imposibles cielos naranja, de milagros encadenados.