Recuerdas
con una sonrisa esas claras mañanas de invierno en las que bajabas con tu padre
del pueblo a la almazara, en la furgoneta citröen dos caballos que
heredaste de tu abuelo, por esa carretera con precipicios a los lados y el río
en lo hondo, con escarcha en el parabrisas y los dos callados.
Abajo
el valle era amplio y te gustaba ir mirando las laderas con casas blancas y almendros,
olivares interminables más arriba y allá en lo alto las siniestras peñas.
En
el pueblo solían decirte que a esas rocas nadie sube, que cuidado con los
cortijos abandonados, siempre oíste que a donde terminan los olivares no se va
y menos al atardecer. Y como te estremecía ese dicho de que “no quieras ver las
sombra de un olivo viejo bajo la luna de invierno”. Todas esas cosas las
sabías, ¿por qué subiste esa tarde?, ¿por qué no te quedaste en el pueblo con
la abuela?
Ella
te contaba junto a la chimenea esa leyenda de la viuda que vive sola en un
cortijo abandonado, en la Peña, donde nadie se atrevía a subir. Y los viejos
del pueblo repetían en el bar aquella historia de una ciudad de grandes piedras
funerarias de varios siglos de antigüedad, rodeada de una pradera de hierba todavía
sin pisar. Tu padre te contaba poco, lo de tu madre casi lo enmudeció.
Una
tarde acompañé a mi padre y mi primo mayor en su cacería, las perdices subieron
a las lomas altas del olivar, yo perseguía una liebre y me cambié de calle, de
repente sonó un estruendo de escopeta y oí gritos. Salí despavorido, huyendo ladera
arriba, los pies hundiéndose en la tierra arcillosa, hasta que encontré el
camino que bordea el monte, y maldita sea, lo tomé en sentido equivocado.
Entonces el sol cayó sin crepúsculo.
-Dime cómo te llamas.
-¿Para qué?
-Para no olvidarte.
-no me acuerdo ya.
-Da igual, te quedas conmigo.
-¿Dónde estamos?
-En el cortijo de la Peña.
-¿ese del que hablan en el pueblo?
-Sí - y me clavó una mirada negra.
- ¿y usted vive aquí sola?
-No me repliques más.
-¿Cuándo puedo volver al pueblo?
-Me suena tu cara, niño, yo creo que conocí a tu madre.
-¿puedo salir un momento fuera?
-Claro que sí, pero vuelve pronto, que la noche es un laberinto.
El silencio era inmenso, sólo el aire pasaba entre
las piedras. La peña era una gran terraza dominando el valle, pero no distinguías
la carretera allí abajo, ni había casas cerca del río, y tampoco veías el
pueblo encaramado a tu derecha, ni el castillo detrás, Alla Agoreum.
Me gusta esta historia¡
ResponderEliminarbess
Gracias Mar, besos.
EliminarHola José María, te gusta rizar el rizo ee no me he enterado mucho de cual cosa nos relatas, pero intuyo de que al chaval le pegan un tiro por accidente, ¿puede ser? ¿y con quien se encuentra es con la muerte?
ResponderEliminarPor eso la "desconocida" le habla de su madre, porque ella la fue a buscar hacia un tiempo.
Ahora no sé si soy yo la que riza el rizo, seguro que me dices el qué.
Y ahora voy a dejar mi perfume en otra parte jeje
Ten una hermosa tarde, besitos azules muassssssssss
PD: ¿osea que Alex es Mimi? no es "uno" sino "una" jeje vaya...
Kanet, has dado en el clavo, esto es una alegoría y trata de la muerte sin hablar de eso. Gracias por tu comentario!
EliminarEfectivamente Alex es Mimi Mileva, es del club pero ha estado ausente desde el principio, es búlgara y el castellano no lo domina a la perfeccción osea que tiene mucho mérito lo que hace! y es un encanto de mujer.
Besos rojossssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss
¿¿¿Rojos??????? ¿¿por aquello de tu libreta roja??? ummmmm
ResponderEliminarEl color rojo pasión jajajja ya te vale jajaja
Buenas noches, José María, he saltado de tu "Tienda de las Ilusiones" a esta historia escalofriante. Opto quedarme donde terminan los olivares o mejor, vuelvo a la Tienda que me resulta más relajante y divertido,;-))
ResponderEliminarMe gusta mucho el diálogo.
Un abrazo fuerte,"Presi".
Carolina.
Gracias Carolina, me alegro de que te haya gustado! alguien me aconsejó que quitara el diálogo porque no añade nada al cuento, pero yo pienso como tú, el diálogo ese me salió de dentro y creo que es contundente!
Eliminarbesos !
¡Rectifico!...opto por quedarme ANTES de donde terminan los olivares y no donde terminan los olivares...ahora que lo he aclarado, me voy a la Tienda de las Ilusiones...Buenas noches, ;-)))
ResponderEliminarCarolina.
O sea, que al chico le dan un tiro, y se encuentra con la muerte?
ResponderEliminarAja¡ me gusta aún más el relato, y ahora lo entiendo mejor...
Besos, es que escribes muy bien¡ y yo, soy muy cortita.
Has dado en el clavo Mar! buen fin de semana!
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